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Son enemigos porque por ellos nos apartamos de nuestra misión.
(Son los principales, pues el Mundo y la Carne son sólo instrumentos suyos. Raramente ataca sólo el demonio, suelen ir combinados).
Tienen cuatro atributos:
«príncipes», por la excelencia de su naturaleza, muy superior a la nuestra.
«potestades», porque nos superan por su poder.
«rectores del mundo de las tinieblas», porque gobiernan / poseen / dirigen a los que viven esclavizados por las torpezas y la ignorancia de una vida infame y criminal, tienen sus delicias con el diablo, que es el príncipe de las tinieblas.
«espíritus malignos», porque aunque nos tienten con delicias su objetivo siempre es que condenemos nuestra alma.
(Una imagen de uno de ellos es "El Señor de los Anillos". Muchas sagas heroicas son luchas contra enemigos más perfectos, poderosos y malvados).
(Ver aqui la explicación de cómo tienta el diablo)
Son poderosas las fuerzas de nuestros enemigos, invencible su ánimo de perdernos, cruel e implacable su odio contra nosotros, y continua la guerra que nos hacen, de modo que no cabe con ellos paz ni tregua. Y son invisibles. Por eso se dice que están "esparcidos en los aires".
Otras culturas los llaman "voladores". También las expresiones coloquiales nos indican que hay cosas en el aire, indicando que es sutil, invisible pero real: "se respiraba que algo iba a ocurrir", "el ambiente era cargado / había mal ambiente", "me olía mal todo aquel asunto".
A continuación, tres grabados que los muestran:
San Ignacio expulsando demonios, antiguo grabado en madera:
S. Benito expulsando cuatro demonios de un clérigo. Grabado, al cobre, de 1597:
San Bruno expulsando un demonio de una mujer. Grabado, al cobre, Sebastián de Clerc, s.XVII.
Nuestros enemigos redoblan sus envites al acercarse el momento de la muerte, por lo importante que es. A continuación un grabado ("El agonizante bienaventurado"): con el último aliento, el alma, en forma de hombrecillo, sale de la boca y es recibida por un ángel. Grabado en madera de Ludwig de Ulm, del libro "Ars moriendi", Augsburgo, 1470.
Es todo lo que vemos a nuestro alrededor que nos tienta:
Con la mentira, informaciones falsas, productos de entrada muy bonitos para deslumbrarnos y que no veamos su lado oscuro.
Con entretenimientos: cine, juegos, espectáculos deportivos, políticos, cotilleos sociales en tv, internet, facebook,...
Con informaciones poco importantes.
Con la novedad, incitándonos al capricho, derroche, lujo, comodidad aparente.
A cuidarnos en exceso, a preocuparnos en exceso por lo material, por nuestro cuerpo, salud (y nos pone bien fácil, barato, los "cuidados" médicos, las revisiones, chequeos,...).
Con el cambio contínuo, con el desorden.
Con miedos:
"no temamos a los que matan al cuerpo" (Mateo,
X, 28).
"todos los que quieren vivir virtuosamente
según Jesucristo, han de padecer persecución" (II,
Timoteo, III, 12)
Todo ello para ocupar nuestra atención y así olvidarnos de lo fundamental.
El Mundo nos fomenta la independencia: de nuestros padres, de nuestra esposa / marido, de nuestros hijos, de nuestros amigos, vecinos,... (porque es justo lo contrario de la realidad: somos totalmente dependientes de Dios, y dependientes de la sociedad donde vivimos, de nuestras relaciones,...hasta del aire que respiramos).
Es toda supremacía de "lo que nos pide el cuerpo" sobre nuestra voluntad iluminada por la razón y la fe: es la inversión del funcionamiento normal de nuestras facultades, es su funcionamiento anormal, tal como se explica en este otro artículo.
Es la que nos lleva a pecar por falta de fortaleza (lucha por conseguir lo difícil): cobardía, temeridad, ira, desesperanza.
Es la que nos lleva a pecar por su aversión al dolor y apetencia de placer (gula, lujuria, insensibilidad, pereza).
Está en nuestra mano cuidar el fino equilibrio entre alimentar y cuidar al cuerpo lo necesario sin caer en el pecado. Si comemos por gusto y no por hambre: gula. Si estamos con el marido/mujer por placer y no sirviendo a Dios: lujuria.
Nuestro cuerpo NO es nuestro enemigo
cuando hace algunas cosas: enfermedades, cánceres, parálisis, etc.
Lo que pasa es que no sabemos entender correctamente lo que
está haciendo. Los descubrimientos
del Dr. Hamer nos ayudan a entender bien las reacciones del
cuerpo.
Es importante no sufrir inútilmente, sino saber usar el sufrimiento como pago por la pena temporal pendiente que tengamos (ver este artículo sobre ello).
Ya podemos pedir ayuda a Dios, la Virgen, los santos y ángeles porque los enemigos son poderosos, y así podremos decir:
"El Señor es mi iluminación y mi salud (salvación). ¿A quién temeré?" Salmo 26
Apreciado lector: El libro que les anuncié sobre el cielo ya está publicado. Aquí tienen más detalles del libro y el PDF completo para descargar gratis. - - - Sobre lo que pasa, he preparado esta breve y austera web (ComprensionyAprecio.es) |
Rezar el Rosario (mejor en latín) es imprescindible.
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