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Índice de temas religiosos
(parece que) Estamos en "los tiempos finales" (enlace)

La verdad (sólo hay una)

Índice

La realidad, la verdad

La verdad es la realidad (sólo hay una realidad)

Según nuestro estado, podemos conocer o no la realidad

La realidad es una cosa, podemos percibirla bien o no

La verdad no es democrática ni capitalista

La realidad externa, material, la verdad de los hechos externos, no la podemos cambiar con el pensamiento

Los gustos

Nuestros gustos, deseos o previsiones son reales

La realidad y nuestros gustos pueden coincidir o no

Cómo encontrar la verdad

Ignorancia, desconocimiento de la verdad culpable o inocente

Cuentos varios

El cuento de la verdad relativa

El cuento de que no podemos percibir la realidad

El cuento de las sectas “no-duales”

Las contradicciones

Miente quien calla lo esencial

La realidad, la verdad

La verdad es la realidad

Las cosas sólo son de una manera. Un animal es un perro o una vaca, si alguien me dice que ha visto un perro-vaca, mitad perro y mitad vaca, pues es MENTIRA, no es real. La VERDAD es como las cosas son. La MENTIRA es decir algo que no es real. Si digo “he visto una vaca volando”, estoy mintiendo (gastando una broma o escribiendo poesía).

A menudo hablamos de las cosas sin conocerlas bien o haberlas visto bien. Entonces uno puede decir que ha visto un perro cruzar la calle y otro decir que era un zorro. Cada uno puede tener sus ideas, pero unas son ciertas y otras no. Lo que cruzó la calle era un perro o un zorro, pero no las dos cosas. Alguno de los dos está equivocado o miente y el otro dice LA verdad.

Sólo hay una realidad.

Sólo hay una verdad: la que describe la realidad: “era un perro”.

O Jesús era Dios o no lo era. Los católicos afirmamos lo primero, las infinitas sectas luteranas afirman lo contrario. O unos u otros están equivocados o mienten.

Según nuestro estado, podemos conocer o no la realidad

En algunas cosas (una suma), la realidad está al alcance de quien sepa sumar: la realidad de dos más dos es cuatro. El que no sabe sumar, o está alterado (bebido, dormido, loco,...), no es capaz de ver esa realidad, esa verdad. Él puede decir que dos más dos son ocho, pero eso es sólo porque está bebido y ve doble. Es decir, lo que sabemos y nuestro estado puede permitirnos o dificultarnos conocer la realidad, la verdad.

El que está “ciego de ira” porque le han abollado su coche puede no ver lo que todos los demás ven: que fue culpa suya por saltarse el semáforo en rojo. El ciego puede ver mala intención en el conductor del otro auto, los demás ven su ceguera.

La verdad no es “subjetiva”, “la de cada uno”, sino que unos ven bien y otros no.

La realidad es una cosa, podemos percibirla bien o no

Son dos cosas que pueden coincidir o no. Si nuestra percepción funciona correctamente, es fiel a la realidad (es como un espejo limpio).

Si tenemos defectos visuales, auditivos, o de otra índole, percibiremos la realidad de forma diferente a como la perciben los demás (como si tenemos un espejo curvo todo lo veremos deformado). Pero ello no cambia la realidad. La realidad es una, y nuestra percepción mejor o peor según corresponda con la realidad.

Nuestra percepción de la realidad no sólo está alterada por nuestros sentidos, sino sobre todo, por nuestros prejuicios.

La verdad no es democrática ni capitalista

Aunque la mayoría de la gente diga que 2 más 2 son 5, eso no lo convierte en verdad, sigue siendo mentira. Aunque un libro se venda muchísimo, eso no quiere decir que diga verdad ni sea bueno.

Aunque digan que un cuadro se ha vendido por X miles de millones, eso no lo hace mejor que otro que cueste nada.

La realidad externa, material, la verdad de los hechos externos, no la podemos cambiar con el pensamiento

(Ni los curas en misa -cuando había-, pues ellos deben pronunciar ciertas palabras, no sólo de pensamiento cambian la hostia en el cuerpo de Cristo)

Si alguien roba, el hecho externo, material, no cambia por los pensamientos (intención) que tenga el que roba. Un robo es un robo, un asesinato ídem, etc. cosas intrínsecamente malas, contra la ley de Dios. (Otra cosa el es castigo social en base a atenuantes y agravantes). Un fin, un pensamiento (interno), no cambia la naturaleza de un hecho externo, de la realidad material: El fin no justifica los medios. Nosotros, en la tierra, debemos juzgar y condenar ese hecho como tal. Otra cosa es lo que haga Dios el día del juicio. Nosotros no podemos juzgar intenciones (ni para bien, absolver, ni para mal, condenar), pero Dios sí lo hará.

Cristo nos recuerda esto con “yo soy la verdad, el CAMINO, y la vida”. El camino es lo que hay entre la situación donde estamos y el lugar donde queremos ir. Son los medios materiales (y pensamientos) que hemos de usar para ir hacia nuestro objetivo. Con esa frase Cristo nos dice que Él (o el cielo), no es un “fin” a alcanzar por cualquier medio, por cualquier camino, sino que el camino (la forma de hacer las cosas, los medios) son tan importantes como la verdad y la vida. Que no podemos sacrificar unos por otros. Que no debemos usar el mal o la mentira para alcanzarle. Que un fin bueno no hace bueno un mal camino.

Los gustos

¿Qué es un gusto?

Desear una realidad y no otra. A mí me gusta el vino (y no el agua), a mí me gusta conversar con los vecinos (y no leer), a mi me gusta ducharme con agua fría (y no caliente).

¿Quién somos nosotros para tener deseos propios? Todo deseo propio es una traición a nuestro dueño y señor. Es pecado todo lo que sea buscar hacer nuestra voluntad y no la de Dios.

¿Me dice Dios que tome un poco de vino en esta comida? Pues debo hacerlo y no es pecado.

¿Conversar con los vecinos es lo que me dice Dios de hacer en este momento? Pues no es pecado.

El Demonio fomenta los gustos de la gente con varias utilidades:

Es ridículo que me gusten más los perros que los zorros. Ambos son criaturas de Dios. ¿Quiénes somos nosotros para privar de nuestro amor a unos de ellos y no a otros? Amarles tampoco quiere decir invitarles a comer a casa.

Nuestros gustos, deseos o previsiones son reales

Los pensamientos que tenemos en la cabeza que expresan nuestros deseos, o gustos son bien reales. No los vemos, nadie los puede ver (excepto Dios, ni tan siquiera el Diablo), pero tampoco vemos la electricidad y es bien real, o el aire que respiramos.

La realidad y nuestros gustos pueden coincidir o no

A mí me pueden gustar más los zorros que los perros. Pero eso no tiene nada que ver con la realidad del animal que cruzó la calle. Gustos puede haber varios, realidad sólo una.

Igualmente, yo puedo querer que mi novio mida 2 metros, pero si mide 1,5 m. pues esa es la realidad. La previsión del tiempo es eso, una previsión, no una realidad. Mañana sabremos si la previsión corresponde con la realidad (era verdadera) o no (se equivocó, era falsa).

Cómo encontrar la verdad

Encontrar cuál es la verdad de dos más dos es fácil para muchísima gente. Encontrar la verdad de si es bueno o no permitir a nuestro hijo ir a tal sitio, pues es mucho más difícil.

Los reyes se rodeaban de consejeros para que les ayudaran en encontrar la verdad, los santos se retiraban a ayunar y orar para encontrar la verdad, por ejemplo sobre qué hacer en un momento dado: “¿qué es lo verdaderamente más beneficioso que haga en este momento?”.

Nosotros tenemos que aprender sobre el tema, o pedir consejo, y estar en un estado lo menos cegado posible, lo más libre de ataduras. Si mi hija, “la niña de mis ojos”, es arquitecta y se le cae una casa por sus cálculos erróneos, por mucho que sepa yo de construcción, por muchos peritos que me asesoren, me será muy difícil reconocer que “la verdad es que fue culpa suya”.

En los temas en los que no intervienen seres vivos es más fácil encontrar la verdad (“la viga debía ser de 40 cm y los planos dicen de 20”). En temas con plantas es más difícil, con animales más y con personas más. En temas actuales es más fácil que en temas históricos.

Sobre cómo buscar bien la verdad está el famoso libro “El criterio” del P. Jaime Balmes.

En los temas más importantes, de fe y de moral, hasta 1958 teníamos una fuente de verdad segura al 100%, que era lo que decía el papa. Por ello sabemos que todo lo que escribió "Santo Tomás de Aquino es casi "palabra de Dios", que la masonería sirve al diablo, que el vegetarianismo es pecado, etc.

En el resto de temas,...

El demonio (que es el señor de la mentira), desde siempre nos tiene envidia y odio, pero actualmente ya su nivel de dominio del mundo es muy grande. Por ello es difícil encontrar la verdad en cualquier aspecto de la vida actual: medicina, religión, política, prensa, radio, tv, internet, enseñanza, ciencia,...

Técnicas del demonio para engañarnos (escondernos la verdad o convencernos de una mentira)

Cómo "apartar" tanta mentira

Más factores que nos dificultan encontrar la verdad

Por nuestra propia naturaleza o circunstancias no culpables:

Por nuestros pecados:

Ignorancia, desconocimiento de la verdad culpable o inocente

Como consecuencia de lo anterior, si la verdad de algo es inalcanzable para mí (yo no puedo saber qué sonidos hace el murciélago para detectar los objetos), entonces es una ignorancia inocente. O si puedo pero no tengo obligación de saberlo (qué comen los esquimales). Pero si lo que ignoro puedo y debo saberlo, entonces es una ignorancia culpable. “Yo no sabía que comprando por internet perjudicara al de la tienda de la esquina” es una frase que demuestra ignorancia culpable pues cualquiera se da cuenta que priva de una venta a su vecino. Desconocer la doctrina es un pecado grave, pues tenemos obligación de ello.

Cuentos varios

El cuento de la verdad relativa

Hay quien dice que la verdad es relativa. La verdad es relativa según las circunstancias de cada uno, pero la realidad, la verdad, no cambia. Ponen el caso del que quiere ir al Ecuador y vive en Argentina o vive en México. Para el primero la verdad es que “tendrá que ir hacia el Norte”, y para el segundo que “tendrá que ir hacia el Sur”. Lo cual es evidente. Igual que para el que es pobre, comprarse un auto de 10.000 dólares es mucho y para un rico es poco. Con las características medibles de una persona: dónde está, cuánto mide, cuánto dinero tiene, cuanto pesa, etc.; podemos hacer comparaciones y podemos llegar, como en los ejemplos, a afirmaciones contrarias de lo que les conviene, de lo que siente cada persona, pero el auto sigue costando lo mismo y el Ecuador sigue estando en el mismo sitio por muchas “verdades relativas” que queramos decir. La verdad del Ecuador es que está en el medio entre los polos y la verdad del auto es su precio. Todo lo demás son verdades que le sirven a una persona y no a otra y que no cambian en nada la realidad. Y que si la persona de Argentina cambia sus circunstancias (se va a Canadá), cambiará su “verdad relativa”.

Hay cosas que cambian con el tiempo: hoy es verdad que hace frío y ayer fue verdad que hizo calor.

Y hay otras que no cambian: dos más dos son y serán siempre cuatro y deshonrar a los padres siempre será pecado.

El cuento de que no podemos percibir la realidad

Hay quien dice que no podemos percibir la realidad “esencial” de las cosas. Que una flor no es amarilla, sólo que a nosotros nos parece amarilla, y que a otros animales les puede parecer distinta.

Y que por ello no hay una realidad ni una verdad.

Ciertamente, como no somos Dios, no conocemos la realidad “esencial” de las cosas, pero eso no es pecado. Nadie nos puede exigir que veamos las cosas como las ve Dios, (sólo las veremos, en cierta medida diferente en cada uno, en el cielo). Pero Dios sí que nos exige que obremos en este mundo tal como lo vemos, y que si vemos a un enfermo le ayudemos, y no digamos “como no se la realidad esencial de esa persona no debo hacer nada”.

El cuento de las sectas “no-duales”

Hay gente que ha leído sobre que la realidad última, esencial, de las cosas es “no-dual”, inaprensible por los sentidos, y, por tanto, que no podemos conocer la verdad última de las cosas, su “realidad esencial”, la verdad absoluta, sólo verdades relativas.

Lo cual en parte es cierto. Sólo podemos percibir lo que es la verdad para nosotros, para los hombres; no podemos percibir lo que es la realidad vista por una abeja. Eso es evidente.

“Dios es uno” y lo primero que hizo en la creación fue crear la dualidad (luz y tinieblas), y lo que ocurre es que, los que dicen esas cosas, las usan para justificar las mayores aberraciones: “como que la vida y la muerte son sólo apariencias duales, sin realidad en sí, pues el aborto no es pecado”. Y luego se quejan si les meten en la cárcel por cometer un aborto, cuando se les podría responder “la libertad o la prisión es sólo una apariencia dual, sin realidad en sí. ¿Por qué prefieren una a la otra?”.

Se colocan en el lugar de Dios a juzgar cuando les interesa y juzgan como hombres cuando no.

Las contradicciones

Hay una cosa básica en filosofía que se llama el principio de no contradicción, que es: "algo no puede ser verdadero y falso a la vez". Es decir, Pepita está embarazada o Pepita no está embarazada, pero no puede estar a la vez "embarazada" y "no embarazada". Es decir, la realidad es sólo una. Otra cosa es que podamos conocerla o no.

A menudo decimos o queremos cosas contradictorias. Esto es posible y fácil porque no las decimos ni queremos a la vez. Si dijéramos "quiero un café" a la vez de "no quiero un café", sería más fácil que nos diéramos cuenta de la contradicción.

Para decir o querer las cosas contradictorias a menudo no usamos exactamente la misma frase, o no vemos que están relacionadas, siendo una un ejemplo, un caso de la otra; o ya nos hemos olvidado de lo que dijimos antes.

Decimos "no me gustan los coches", y al cabo de un minuto "me gustan los BMW".

Si las contradicciones se refieren a temas de fe y de moral, (y creemos el 50% de las veces cada una de las dos afirmaciones contradictorias), entonces estamos pecando el 50% de las veces.

Si no son temas de fe y de moral:

Tantas más contradicciones tenemos, tanto más estamos viviendo en falsedades, en algo irreal, que no existe. Estamos viviendo en un mundo que sólo existe en nuestra cabeza, y encima lo vamos cambiando.

Esto es algo cada vez más corriente, por la situación en la que estamos.

Por ejemplo, es común oír que acusan a alguien de malvado y por otro lado dicen que "el bien y el mal es algo subjetivo". Por un lado se atreven a decir a otro que está actuando mal, y al cabo de un minuto afirman lo contrario.

¿Como librarnos de las contradicciones? Estudiando la verdad, haciendo penitencia.

Miente quien calla lo esencial

Hay muchas formas de mentir:

Hay otra que es callar lo esencial:

“Toñi, te quiero mucho” (pero principalmente quiero tu dinero).

“Soy un visitante del museo” (pero principalmente vengo a ver cómo robar en él).

“Un banco es una empresa que toma dinero de unos y se lo presta a otros” (mentira, el banco es una empresa que crea dinero de la nada, algo esencial sin lo que no serían lo que son).

Lo crea cuando el cliente firma un crédito y lo destruye cuando éste lo devuelve. Sólo hay un banco -JAK en Suecia- que no crea -ni destruye- dinero. Crear dinero de la nada, es exactamente igual que imprimir billetes. Tanto podemos comprar con cargo a nuestra cuenta del banco como pagando con billetes.

“Estoy muy contenta porque Luis y María van muy bien en los estudios” (si estoy contenta es porque son -mis- hijos. Si fueran los hijos del vecino no lo estaría tanto).

“Les hemos llamado a esta reunión para....” (realmente el motivo es otro, más importante, que no queremos develar para así manipular, engañar, a los asistentes).

“Esto es arte” (falso, el fin del arte es ayudar a que el espectador avance en su camino hacia su fin. Todo lo que sea desviarle de ese camino, no es arte, es daño).

“Esto alimenta” (si algo hace más mal que bien, quiere decir que su cualidad principal no es un bien, sino un daño, no es un alimento, es un veneno).

"Bergoglio es un mal papa" Falso, lo principal no es que sea malo (que también), sino que no es papa.

Decir lo esencial forma parte de lo que se llama "hablar con propiedad" (llamar al pan, pan, y al vino, vino). Hablar con propiedad es hacerlo de forma precisa, clara, certera, rigurosa (no vaga, ambigua, confusa), y evidentemente, correcta (no falsa).



Acabo de publicar unos libros muy interesantes sobre el cielo y el ángel de la guarda, de sacerdotes de principios del siglo XX. Tienen reseñas de los mismos en esta página de mi otra web

Rezar el Rosario (mejor en latín) es el principal recurso que nos queda.

Estas páginas son apuntes que pueden contener errores de un servidor y se van mejorando con el tiempo y la gracia de Dios.

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