(Las citas tienen la autoridad de la Biblia, pero su selección para este tema puede ser incorrecta, así como el resto de comentarios de un ignorante servidor)
(Habrá casos en que no sólo no debemos pelear, sino que debemos huir. P. ej.: la Iglesia recomienda huir en caso de persecución).
Está claro que nunca debemos enfadarnos ni odiar a nadie (porque nos lo prohíbe Dios), No debemos “pelear” si esa palabra significa para nosotros poner emoción en la lucha.
Es un tema complicado:
Por un lado “si pecare tu hermano contra ti, reprehéndele. Y si hiciere penitencia, perdónale." Lc 17,3-4. y “si tu hermano pecare contra tí, ve y corrígele entre tí y él solo, etc... (Esta corrección se entiende de los escándalos y pecados secretos o particulares, porque la corrección de los públicos pertenece a los prelados o magistrados. Esto es, a los prelados o superiores que son cabeza de la Iglesia)” Mt 18,15 y comentario de los santos padres entre paréntesis.
Muchas veces creemos erróneamente que el otro ha pecado contra nosotros (de este error podría ayudarnos a salir lo que tenemos que hacer en caso de que no nos escuche nuestro hermano y dice Mt 18, 16: “toma contigo uno o dos para que por boca de dos o tres testigos conste toda palabra”. Alguno de los testigos puede ayudarnos a salir de ese eventual error).
Según el santo cura de Ars, somos (en mayor o menor grado) responsables de los pecados en los que incurra el otro por nuestra acción. Eso es el pecado de escándalo: cuando dañamos el alma del otro con nuestro mal ejemplo. El santo cura de Ars cita el caso de que quizá el otro va a cometer perjurio si le llevamos delante del tribunal, y de ese perjurio nosotros tendremos parte de culpa. Además, quizá vamos a provocar más escándalo con la reprensión, testigos y juicio que lo que vale el daño.
¿Qué pasa si el que peca contra nosotros no es hermano nuestro, sino un gentil?
¿Tenemos “responsabilidad de almas” sobre la otra persona o no? (si es hijo nuestro o no).
¿Nuestro trabajo es reprender (policía, juez) o el otro es un empleado o proveedor nuestro?
¿Nos servirá esta lucha para avanzar en el camino hacia el cielo a nosotros y al prójimo?
¿Es una lucha por la verdad, por la justicia? (Ojo, los litigantes solemos creer tener la razón)
«¿No es manifiesto que como es un crimen turbar la paz donde la verdad reina, es también un crimen permanecer en paz cuando se destruye la verdad? Hay un tiempo en que la paz es justa, y otro en que es injusta. Está escrito que «hay tiempo de paz y tiempo de guerra» (Ecl 3,8), y es el interés por la verdad el que los discierne. Pero no hay tiempo de verdad y tiempo de error; por el contrario, está escrito que "la verdad de Dios permanece eternamente" (+Sal 116,2; Jn 12,34). Por eso Jesucristo, que dijo haber venido a traer la paz (14,27), dijo también que había venido a traer la guerra (Mt 10,34). Nunca dijo él que había venido a traer la verdad y la mentira. Así pues, la verdad es la primera regla y el fin último de todas las cosas» (Pascal, Pensamientos 949).
¿Es la mejor forma que veo de amarle? ¿No se nos ocurre otra forma de amarle en esta situación?
Todos tenemos imperfecciones que tenemos que perdonarnos los unos a los otros: tenemos que amarnos practicando la resignación y paciencia en las cosas que no pueden cambiar e intentar ayudarles a cambiar las importantes.
¿Tengo un trato suficientemente frecuente y cercano con él para poder corregir cualquier dificultad en la relación, o las consecuencias de un litigio serán incontrolables?
¿Soy demasiado optimista esperando "que aprenda"? (puede que la otra persona lleve muchos años equivocado y es erróneo esperar que pueda aprender fácilmente: puede provocar el efecto contrario)
¿Es un daño lo que le voy a provocar si venzo la pelea? (¿Está borracho y quiere conducir el auto?) «Que ninguno vuelva a nadie mal por mal» (1 Tes 5,15; ). "Devolved bien por mal" (Rm 12,21), "poner la otra mejilla" (Mt 5,38-41; I Cor 6,3-7) (El ojo por ojo fué la ley antes de Cristo, ahora es ama a tu enemigo)
¿Vale la pena el esfuerzo?
No podemos ir luchando por todo (no tenemos tiempo)
Viendo la situación desde el momento de mi muerte, ¿creo que debo luchar o no?.
¿Es el momento oportuno?
Jesús no dejó que le mataran cuando consideró que "no había llegado su hora" (Mt 2,13; 21,18-19; Jn 8,59; 10,39; 11,53-54). Y lo mismo hizo San Pablo (Hch 22-26). O en la expulsión del templo (Jn 2,15).
¿Me corresponde a mí luchar o debe ser la autoridad quien haga justicia? ¿estoy tomándome la justicia por mi mano?
No debo hacerlo, pues está dicho: "No os toméis la justicia por vosotros mismos, antes dad lugar a la ira de Dios, pues escrito está: -A mí la venganza, yo haré justicia, dice el Señor"(Rm 12,19).
¿Estará contento Dios (que me está viendo), mis padres, de lo que voy a hacer? ¿De qué estaremos más orgullosos el día del juicio, delante de Dios: de haber peleado o de soportar con paciencia?
¿Peleamos siguiendo el dictado de nuestros demonios? (¿de nuestras pasiones?) aunque se disfracen de motivos muy razonables (¡o precisamente por ello!, pues los demonios nos dan muchas razones, motivos lógicos para pelearnos) ¿Sentimos placer al pelear? Si es así,...malo.
¿Sentimos a veces como “un trabajo” el tener que pelear? Si es así, probablemente estemos actuando bien al querer pelear.
¿Vemos que aunque venzamos la pelea no se acabarán probablemente con ello los problemas? Si la respuesta es sí, entonces probablemente estemos actuando bien. (¿Vemos ventajas e inconvenientes a los diversos resultados de la pelea? Si sólo vemos ventajas o inconvenientes,... seguro que lo estamos viendo mal).
¿Todas las autoridades (padres, hermanos mayores, cura cuando había, policía, jueces,..) me han dicho hasta ahora que no tengo razón y yo sigo apelando a instancias cada vez más altas? Aunque todas las autoridades pueden equivocarse, es un indicio de que quizá es una obcecación mía, estoy equivocado.
¿Quiero pelear porque "tengo derecho"?
Así habla el diablo que hay dentro de nosotros: el orgullo. Cumpliendo estrictamente la ley podemos hacernos la vida imposible. Legalmente tenemos derecho a hacer ruido a partir de las 8 hasta las 11 de la noche, pero qué poco nos cuesta hacer las faenas ruidosas cuando ya todos los vecinos ancianos, enfermos y niños se han levantado.
Y ante la duda, abstenerse de litigar.
Si decido que no debo litigar, puedo recordar además que:
"la mejor limosna es el olvido de las injurias y la buena voluntad hacia aquéllos que nos hayan dañado en la hacienda, en la honra" CT
"Llevasteis con alegría la rapiña de vuestros bienes" (Heb., X, 34).
"¡Oh dichosa deuda del prójimo! ¡Oh feliz ofensa que podemos alegar delante de Dios, para perdón de nuestras deudas! No nos entristezcamos, carísimos hermanos, si nos ofenden los hombres, si nos injurian, si nos afligen y quitan lo nuestro; mas, en estas cosas, cuanto está de nuestra fe, alegrémonos y gocémonos, más aún deseémoslo, porque perdonando a nuestros prójimos, podremos alegar esto para que se perdonen nuestras deudas". CT. (como decimos en el Padrenuestro)
Perdonar implica a menudo también olvidar. Si llevo la cuenta quizá estoy alimentando un deseo de venganza.
En caso de perder, usarlo como satisfacción.
El demonio nos envía muchas tentaciones para que odiemos, para que caigamos en la ira, en la indignación, en malos pensamientos y obras:
“justicia gratuita”
“abogado de cabecera” (asistencia jurídica que se adjunta gratis al comprar cualquier otro servicio: el banco, el seguro del auto, el seguro de vida, la tarjeta de crédito,...)
oficinas, hojas de reclamaciones, “oficinas del consumidor”
incitaciones a que nos indignemos (15-M)
todos los malos ejemplos que aparecen en prensa, tv, cine,...
“cartas al director” en la prensa
Acabo de publicar unos libros muy interesantes sobre el cielo y el ángel de la guarda, de sacerdotes de principios del siglo XX. Tienen reseñas de los mismos en esta página de mi otra web |
Rezar el Rosario (mejor en latín) es el principal recurso que nos queda.
Estas páginas son apuntes que pueden contener errores de un servidor y se van mejorando con el tiempo y la gracia de Dios.
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